NO TE LO CREERáS, PERO ESTE áTICO ABUHARDILLADO EN EL CENTRO DE MADRID ERA ANTES UN TRASTERO

En el corazón de Madrid, en la última planta de un edificio señorial de la calle Villanueva, se encuentra este ático abuhardillado que, antes de la reforma integral, era un antiguo trastero. El proyecto, a cargo de la interiorista Anouk de Lesparda, ha transformado el espacio en un hogar dotado de luz natural y amplitud, con una ecléctica selección de mobiliario que habla de las raíces multiculturales de su propietaria.

Luz y volumen como protagonistas

Nada más entrar a este ático de 90 metros cuadrados, la sensación de amplitud y luminosidad es inmediata. Gracias a la apertura de los espacios, se pudo diseñar una vivienda de planta abierta. Además, para conseguir el máximo de luz natural, la mayoría de las estancias vuelcan a uno de los dos patios interiores o hacia la fachada del edificio.

Techos altos, ventanas abuhardilladas estratégicamente ubicadas y una combinación de colores neutros con detalles vibrantes crean un ambiente acogedor y lleno de energía. La magia de la claridad natural se refleja en los detalles cuidadosamente seleccionados, como la lámpara suspendida Petite Friture Vertigo del diseñador Constance Guiset o Little Eliah de Maison Dada, y las obras de arte originales A Medias de las artistas Teresa Calderón y Merkuza Dopazo o Nude at Rest de Jean Vyboud.

Funcionalidad y estilo en perfecto equilibrio

La distribución del ático es el perfecto ejemplo de funcionalidad y estilo. La zona de día es un espacio único compartido por el salón, el comedor y la cocina abierta, mientras que las habitaciones se dividen en dos zonas privadas, cada una a un extremo de la vivienda. El dormitorio con baño en suite es un oasis de paz y tranquilidad. En el otro lado del ático se sitúan otras dos habitaciones, un baño compartido y la zona de lavandería, con muebles a medida para optimizar el espacio.

Un diálogo entre lo antiguo y lo nuevo

El diseño del ático no solo celebra la luz y el espacio, sino también la fusión de lo antiguo y lo nuevo. Las piezas de arte popular occidental y asiático se integran con el mobiliario y los objetos de diseño contemporáneo, creando un ambiente único y rebosante de personalidad.

En el salón, por ejemplo, encontramos un antiguo pupitre y un secreter de acordeón de origen chino, que dialogan con un sofá y butacas de diseño moderno de la firma Ligne Roset, el sillón Mid-Century de cuero de Charles & Ray Eames, y unos taburetes amarillos Artifort del diseñador Patrick Norguet. En el comedor, una alfombra de Maison Dada se combina con sillas Wishbone Chair de Carl Hansen & Son, un clásico del diseño danés, en contraste con una artística composición de cajas de galletas y cereales, o la vajilla de Spin Ceramics de Shanghai.

Esta mezcla de culturas y estilos aporta una riqueza visual y conceptual al espacio. Es un homenaje a la diversidad, a la identidad ancestral y a la capacidad del diseño para unir mundos diferentes.

Otros ejemplos de esta fusión los encontramos en el baúl rojo chino y la escalera de bambú también pintada en rojo en el salón, la pareja de marionetas wayang kitik o golèk, típicas de la artesanía de Indonesia, la mesa de café Noguchi y la silla blanca Panto Classic.

Este ático es, en resumen, el perfecto refugio del ajetreo de la ciudad, y un exquisito ejemplo de la multiculturalidad y el eclecticismo decorativo.

Proyecto e información: Cortesía de AdeL.

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